Ojos. Ojos por todas partes, observándolo todo, midiendo los pasos, las actitudes, los gestos, las palabras. En la esquina de una calle cualquiera, en el mercado, en clase, en el trabajo, en la cafetería del barrio, en el campo de deportes: ojos. Pero, ¿quiénes son? Imposible saberlo con certeza. No tienen rostro concreto. Mitad realidad, mitad fantasma. Los ojos de un desconocido, del compañero de trabajo, del vendedor de huevos, del vecino, incluso, quién sabe, del amigo cercano, al que la pobreza, la desesperación, lo convirtió en ojos de la dictadura. Informadores, soplones, delatores, … los ojos del régimen. Y aquellos ojos acaban tornándose tus propios ojos: observando(te), midiendo(te), cercándote a cada paso.
El artista sirio Walaa Dakak plasma sus miedos, su angustia, en su obra plástica Paranoïa-Eye and I (Paranoia-El ojo y yo). “Nací y crecí -cuenta Dakak- bajo un régimen político dictatorial y el miedo es la acción más grande que ha acompañado cada segundo de mi vida”. Su obra explora uno de los rasgos más significativos y olvidados de los regímenes dictatoriales: la red de espías, de informadores, de soplones y delatores. Y , nacido de ella, el constante miedo a ser señalado o delatado, la desconfianza hacia el otro, el silencio y la angustia.
Imágenes extraídas de la web de Walaa Dakak